ESCUCHAR

Escuchar, la palabra en sí no es que sea muy complicada verdad, no es difícil de pronunciar, ni tampoco de decirla ni de escribirla, pero en cambio como nos complicamos la vida con ella, que poca gente que sepa utilizarla, que sepa realmente todo su verdadero poder. Muchos creen que si chillan serán escuchados, o si pegan una bofetada, o si dan un golpe en la mesa, o un portazo, creen que así alzan el poder de este gran valor. Como se equivocan. A veces un silencio, un simple suspiro o una retirada a tiempo dice más que ese gran golpe en la mesa.

A veces un pos-it pegado en la nevera con un simple te quiero, lo escuchas durante días en tu cabeza. Yo quiero ser ese pos-it que te quede en tu mente, que se repita hora a hora, que no sepas porque y te venga a tu mente, que mis silencios, que mis pequeñas palabras te llenen durante días, que acerques tu oído simplemente para oír mi suspiro, mi respiración. Porque entonces sabrás, que entre nosotras no nos hacen falta golpes, ni portazos para escucharnos, sino simples susurros al viento que nos distancia en el día, y saber que ese aire que nos separa somos tu y yo.

No quiero tener a alguien a mi lado, que un día salga en el periódico que se ha tirado por un puente y luego sentir a mí alrededor que mal debía estar, no quiero eso de la gente que amo. Quiero que sepan que estoy aquí, que nunca me he ido, que a veces la distancia por lejana que sea solo la separa una simplemente llamada.