NACE DE MI UNA MUSICA

Nace de mí una música, que surge de mi interior y que no puedo detener, que me lleva al compas de su si menor y si mayor. Que me envuelve, que me enloquece dependiendo del momento. Tiene su ritmo y ya no la puedo parar, ya no la quiero parar. Es una música celestial en los sueños más íntimos y poderosos de mi ser, pero cuando despierto, cuando abro los ojos se convierte en un rock and roll que me pide marcha, que no me detenga, que la siga, que continúe sus pasos. Luego hay un parón, un silencio envolvente, la música ha dejado de sonar, de repente llegan noticias o simplemente no hay movimiento del exterior y el sonido se convierte en estridente es como jevy o algo parecido, la cabeza me va a estallar....., respiro mi propio aliento, me miro al espejo y vuelve a nacer en mi la dulce melodía, y me sumerjo en ella. Ahora soy capaz de empezar a descifrar el enigma de mi estado, de mi bien estar, ahora se despierta y es hora de dejar que madure, que se estabilice, que se haga con el sitio, que no se sienta como una extraño. Es el momento de abrirle los brazos y darle su oportunidad. La dulce melodía se vuelve más constante cada día que pasa, ha encontrado un camino para liberarse, para empezarse a valer y poderse encontrar otra vez. Dejar que componga su propia partitura, que se sienta libre a cada movimiento porque ahora la música nace en mí.